Planta cultivada bajo plástico, al crecer se extendió sobre la tierra de la maceta echando nuevas rosetas y cubriendo su superficie. La gran mayoría se quedaron a ras de suelo pero otras rosetas se dispusieron sobre las demás. El color varió algo a lo largo del año pero en general se mantuvo azulado glauco pero muy suave y pálido con tonalidad algo imprecisa, especialmente en invierno. La coloración que da el grupo visto a distancia es de gran belleza. No recibieron demasiado riego pero sus hojas se mantuvieron turgentes. Los riegos no fueron contínuos, se alternaron con períodos de sequía. Los ejemplares con arenas y tiesto pequeño padecieron mucha deshidratación y los que recibieron agua en exceso se pudrieron con facilidad, sobre todo con calor o con sustrato semi arcilloso.
Cultivada en exterior no resistió la lluvia contínua cuando disponía de tierra. Aguantaron perefectamente el agua de la lluvia constante si previamente las liberaba de la tierra de la maceta y las dejaba sobre el suelo sin plantar (sobre suelo de malla, piedra, cemento). De este modo, e el agua de la lluvia sobre la planta se le secaba con el aire una vez que paraba de llover y el suelo sin tierra permitía el drenaje inmediato. Soportaron sin problema la helada y adquirieron tonalidad rojiza espectacular. Fué en invierno y al exterior cuando ganaron mayor volumen haciéndose más esféricas. La planta se forma muy bien si está expuesta al cielo raso, no soporta la presencia de cubiertas de cualquier tipo que le limiten la exposición al sol y aire circulante, en este caso crece pero no forma y no colorea perfectamente. En lugares menos iluminados la coloración se vuelve más glauca y pierde el color rosado que la caracteriza en el invierno. Con mucho calor, como sucede en otras Echeveria, las hojas se vuelven más planas por pérdida de agua. Con el riego no se evitó esto. Es en invierno cuando muestra la turgencia en las hojas.